CARLISLE MEMORIES

CARLISLE MEMORIES
LA MUERTE NO LLEGA CON LA VEJEZ, SI NO CON EL OLVIDO

miércoles, 9 de junio de 2010

Supermercado


Pase toda la noche con mí amada esposa, al día siguiente, era mi día de descanso así que juntos al supermercado tenía alrededor de una semana que no asistíamos y no podemos poner a la gente sobre aviso porque como en todas partes empiezan las habladurías, además de que no hemos llevado la comida la orfanato donde solemos llevarlo junto con la ropa que Alice saca de nuestros guardarropas ya que no nos deja ponernos la misma ropa dos veces.

Tratamos de vestirnos rápidamente, aunque eso me resulta algo difícil no puedo dejar de verla, de tocarla, acariciarla y besarla, me fascina y estoy perdidamente enamorado de ella, la bese tantas veces mientras intentaba vestirse, se veía tan sexy, en si ella es sexy con lo que lleve puesto.

Después de unos minutos se encontraba en el asiento del copiloto y yo se sentaba en el lugar del conductor lógicamente usaríamos mi mercedes así que se lo puse en marcha.

Conduje algo de prisa las calles estaban solitarias y no poníamos a nadie en ningún peligro conduciendo a esa velocidad, durante el trayecto iba admirando al belleza de la mujer que me acompañaba.

Al llegar al supermercado le abrí al puerta del copiloto a mi hermosa esposa y le ofrecí mi fría mano para que se poyara en ella para descender aunque no lo necesitara me gusta ser atento y caballeroso con ella, entramos y para ser temprano ya había cierta cantidad de gente recorriendo los pasillos, a decir verdad en ocasiones me siento celoso cuando los caballeros voltean el rostro cuando pasa junto a ellos “mi mujer”

-¿En qué tanto piensas mujer?- Le pregunte ya que estaba muy seria.

-No en mucho es decir no es que coma todo lo que compra……..- Dejo incompleta la frase ya que excedió el tono de su voz y una pareja nos miraba intrigadamente.
Solo rodee su cintura con uno mis brazos y seguimos nuestro camino.

Después de un rato de elegir productos le dije:

-¿Esto te divierte cierto?

-¿Qué? no lo habías notado- rio un poco.

-Y mi me encanta verte así.- Le respondí con una gran sonrisa.

Mientras hablaba caminaba de espaldas, y golpe contra un anaquel escuche la risa burlona de Esme, no sabía que le sucedía se estaba burlando de mi, y es algo que no me agrado, me sentía demasiado avergonzado y ella no paraba de reír, trate de arreglar el golpe afortunadamente nadie se dio cuenta, después de realizarlo nos dirigimos a la caja registradora.

Ya en el auto Esme no podía parar de reír, la mira en verdad me sentía avergonzado yla risa de ella no ayudaba de mucho en este momento, puse en marcha en auto y ella al fin paro de reír.

-Perdón mi amor, sé que no te pacería gracioso, pero a mí me divirtió tu cara de sorpresa.-Dijo ella aun sonriendo.
Acto seguido solo di vuelta a la llave mire hacia al frente y nos dirigimos a casa, en el trayecto ninguno hablo, ahora ella estaba seria, ¿y ahora qué rayos hice?- pensé para mis adentros.

En cuanto estuvimos en el garaje de la casa bajo del auto tomo algunas cosas del asiento trasero donde se encontraba las bolsas del súper y se dirijo a la cocina a dejar todo puse eso me asombro salí del auto tome el resto de las cosas y la seguí a la cocina. De las cosas que compramos no desempacamos nada pues lo donamos de igual manera que la ropa a la caridad pues no podemos solo por fingir desperdiciar comida. Solo les damos un poco de orden en el súper te entregan todo desordenado así que juntamos lácteos, verduras, embutidos todo por clasificación de alimentos tal ve sea exagerada pero en fin, es una manera de sentirnos más humanos.

Y al igual que de camino a casa no pronuncio ni una palabra, este silencio no me gusta, jamás hemos estado molestos así que teníamos que hablar y seria yo quien lo hiciera, talvez estaba molesta conmigo ye tenía que averiguarlo.

-¿Estas molesta conmigo amor?- Le pregunte con un tono suave de voz.

No contesto enseguida, dejo pasar algunos segundos,

-¿Debo de estarlo?- Respondiendo mi pregunta con otra pregunta.

Para ese instante ya rodeaba su cintura, me acerque a su oído y le dije.

-Lo siento amor me comporte como un tonto niño es que me avergoncé y tu no parabas de reír.

Esas palabras desencadenaron el ella otro ataque de risa, giro su cabeza y me miro fijamente a los ojos.

-No, soy yo quien debe disculparse por hacer sentir mal a este guapo niño berrinchudo- Me dijo depositando un besos en mi frente como suelen hacer las madres con sus pequeños hijos.

Reímos al unisonó para después escuchar la voz de Alice diciendo.

-¿Por qué tanta risa?

-Ya sabes Carlisle es un gran comediante. Respondió al instante mi esposa, volteando su rostro para verme nuevamente.

Alice rio discretamente y salió de la cocina mis hijos habían llegado del instituto y nosotros ni siquiera lo habíamos notado es que cuando estamos juntos nos concentramos tanto el uno en el que el mundo desaparece.

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