CARLISLE MEMORIES

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LA MUERTE NO LLEGA CON LA VEJEZ, SI NO CON EL OLVIDO

miércoles, 9 de junio de 2010

Extraña y mortal enfermedad II


El medicamento que se le había suministrado a es muy agresivo para ellos organismo y ellos están muy afectados así que dormirían por algunas horas.

Paso alrededor de tres horas y me dirigí al cubículo esperando que ya estuviera despierta, efectivamente lo estaba, se veía cansada y muy débil, su piel reseca, sumamente delgada, con pulmonía, no hay mucho que hacer por ella.

-¿Cómo se siente?- pregunte suavemente. Tocando su mano.
-Mejor, no me siento, tan mal, pero me preocupa mi hijo, ¿se salvara?- pregunto preocupada.


-No será posible no deseo mentirle, quiero hablarle con la verdad, ambos están en la etapa final de la enfermedad, no hay mucho que podamos hacer, solo darles un poco de calidad de vida, mientras esta dure.


Sus ojos se llenaron de lágrimas, su rostro reflejaba su sufrimiento, su fragilidad saltaba a la vista.


-¿Por qué? ¿Por qué pasa esto, porque mi hijo? ¿Porque nosotros?- pregunto sollozando.


-Eso no se lo puedo responder su hijo debió ser infectado a la hora del parto, por vía perinatal, ¿nunca le dijeron que estaba enferma? -Le dije.


-No lo sabía, mi hijo no nació en un hospital, nació en casa en la frontera del México, me ayudo mi comadre, y pus no sabemos de esas cosas.


-Entiendo, discúlpeme por la pregunta que le hare, ¿usted solo tuvo contacto sexual con el padre de su hijo?-pregunte.
-Si doctor, el se vino pa` ca a trabajar, iba a casa una vez cada dos años, solo me dejaba embarazada y se regresaba, pero las últimas dos veces se veía mal, como me veo yo ora, todo lleno de llagas, pero me dijo que era alergia, mi hijo ya tenía un año apenas si lo vio y se fue, me dejo dinero y con eso yo pague a un hombre que me paso, pero cuando llegue a donde vivía, ya había muerto.- Se tapo l rostro con las manos, lloraba tanto.


-Lo siento mucho no…-Me interrumpió.


-Yo no lo siento, es un desgraciado, me arruino la vida y a mi chiquito, porque fue él, el que me enfermo.


-¿No ha tenido trasfusiones de sangre?-Le pregunte.
-No doctor.- contesto rápidamente.


- Pues entonces sí es seguro que él la contagio a usted y usted a su hijo. Es posible que el tuviera alguna aventura. Le dije.
-Si es seguro siempre fue así, le gustaba meterse con mujeres de “esas de la vida fácil”, era un cerdo.- Dijo molesta.


-Lo siento en verdad, no sé qué mas decirle, me retiro, descanse y no se preocupe por los gastos, yo los cubriré.- Le dedique una sonrisa.


-Gracias doctor que Dios se lo pague, es usted tan bueno, se va a ir al cielo con todo y zapatos.- Me dijo algo sonriente, aunque en su rostro rodaban lágrimas.


-Gracias,- respondí dando la vuelta, otra vez había mencionado a Dios, ojala y el la escuchara.


Salí de la habitación, ya había terminado mi turno, quería llegar a casa y abrazar a mi esposa.

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